Ánima Animus

" El ánima es el arquetipo de la vida misma" Jung

El ánima masculina

El "anima" representa el aspecto femenino interno del hombre o la imágen arquetípica de la mujer en la Psique masculina.

Madres y amantes están obligadas a encarnar esta imagen omnipresente y eterna, que corresponde a la realidad mas profunda de un hombre. Esta imagen de mujer representa la lealtad, a la cual el debe a veces renunciar en beneficio de la vida; ella es la muy necesaria compensación por los riesgos, esfuerzos, sacrificios que terminan en desilusión; ella es el consuelo de todas las amarguras de la vida. Y, al mismo tiempo, es la gran ilusionista, la seductora, que lo arroja a la vida con su Maya – y no solo a los aspectos razonables y útiles de la vida, sino a sus terribles paradojas y ambivalencias donde el bien y el mal, el éxito y la ruina, la esperanza y la desesperación, se contrapesan entre si. Ya que ella constituye su mayor peligro, ella exige lo mejor del hombre, y si el lo posee, ella lo recibirá.

El Hombre es totalmente fiel a su ánima, la cual se termina de conformar en su adolescencia. El sentido de la fidelidad se entiende internamente, y refiere al depósito exclusivo de esta imagen interiorizada en determinadas mujeres.

El ánima no es el alma en el sentido dogmático, no un anima rationalis, que es un concepto filosófico, sino un arquetipo natural que resume satisfactoriamente todas las afirmaciones del inconsciente, de la mente primitiva, de la historia del lenguaje y la religión. Es siempre el elemento a priori en los estados de ánimo, reacciones, impulsos y en cualquier otra cosa espontánea de la vida psíquica.

Aunque los efectos del ánima y del ánimus pueden hacerse conscientes, estos misterios son factores que trascienden la conciencia y están fuera del alcance de la percepción y de la voluntad. En consecuencia, siguen siendo autónomos a pesar de la integración de sus contenidos, y por esta razón deben ser tomados en cuenta constantemente.

Lograr esta meta permite liberar al ego de todos sus embrollos con la colectividad y el inconsciente colectivo. A través de este proceso, el ánima pierde el poder demoníaco de un complejo autónomo; ya no puede ejercer el poder de posesión, puesto que ha sido privada de el. Ya no es la guardiana de tesoros desconocidos; ya no es Kundri, el Mensajero demoníaco de1 Grial, mitad divino y mitad animal; el alma ya no se puede llamar "Alma", sino función psicológica de naturaleza intuitiva, similar a la que los hombres primitivos quieren decir con "Fue al bosque a hablar con los espíritus" o "Mi serpiente habló conmigo", o, en el lenguaje mitológico de la infancia, "Un pajarito me conto"

El animus femenino

La mujer es compensada con un elemento masculino, y por lo tanto, su inconsciente tiene, como quien dice, un sello masculino. Esto resulta en una considerable diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y por consiguiente, he llamado ánimus – que significa mente o espíritu – al factor proyectivo en la mujer. El ánimus corresponde al Logos paterno, asi coma el ánima corresponde al Eros materno.

El ánimus es el depósito, por asi decirlo, de todas las experiencias ancestrales de hombre que tiene la mujer – y no solo eso, tambien es un ser creador y pro-creador, no en el sentido de la creatividad masculina, sino en cuanto a que genera lo que podriamos llamar... la palabra espermática.

Mientras el ánima del hombre funciona como su alma, el Animus de la mujer se parece mas a una mente inconsciente. Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. En una mujer que se identifica con el ánimus (poseída por el ánimus), Eros generalmente está en segundo lugar con respecto a Logos.

Para Jung, una mujer poseída por el animus está "siempre en peligro de perder su feminidad".

No importa cuan amistoso y complaciente sea el Eros de una mujer, ninguna lógica puede estremecerla si está dominada por el ánimus. El hombre que esta situación altamente dramática llegaría instántaneamente a un final banal y aburrido si el abandonara el campo, dejando a esta mujer seguir la batalla (su esposa, por ejemplo, si ella misma no es un fiero caballo de guerra). A él, rara vez o nunca se le ocurre esta acertada idea, porque ningún hombre puede conversar con un ánimus durante cinco minutos sin convertirse en víctima de su propia ánima.

Al igual que el ánima, el ánimus también tiene un aspecto positivo. A través de la figura del padre, expresa no sólo opiniones convencionales, sino también lo que llamamos "espíritu", ideas filosóficas o religiosas en particular, o mas bien la actitud resultante de ellas. Asi, el ánimus es un un mediador entre lo consciente y lo inconsciente y la personificacóon de este último.

Al igual que el ánima, el ánimus es un amante celoso. Es hábil para poner, en lugar del hombre real, una opinión sobre él, asunto sumamente discutible que nunca se somete a críticas. Las opiniones del ánimus son invariablemente colectivas y pasan por encima de los individuos y los juicios individuales, exactamente de la misma manera en que el ánima introduce sus prejuicios emocionales y proyecciones entre marido y mujer.

La técnica de llegar a vivir en armonía con el ánimus es, en principio, la misma que en el caso del ánima; solo que aqui la mujer debe aprender a criticar y a reservarse sus opiniones; no para reprimirlas, sino que, al investigar sus orígenes, para penetrar mas profundamente en el cimiento, donde entonces descubrirá las imágenes primordiales, tal como lo hace el hombre en sus relaciones con el ánima.